viernes, 28 de octubre de 2016

Mi Bullying y yo...

Rondaría el año 1990, unos meses antes de que arreglaran sus problemas a tiros en Puerto Hurraco y que se aprobara una de las leyes más comprometidas y ridiculizadas del sistema educativo español, y aunque tuviera cosas buenas, las tuvo muy malas.
Una de las escenas que siguen en mi cabeza, y fue el punto de inflexión, fue subiendo a mi clase desde el recreo por aquellas escaleras amplias y sombrías, cuando dos de los famosos "chungos" y asiduos a molestarme,  me dan un par de collejas y me recuerdan que soy un "gafotas", no era la primera vez. Intento no darle importancia, pasar de ellos aunque me quejo entre dientes. Ellos querían mi enfado y usarlo contra mí. Y rápido pasaron a la acción, me arrinconaron y me amenazaron con "reventarte a la salida", tampoco fue la primera vez, pero sí fue la última. Decidí que no podía seguir así, resolverlo yo no sería posible, eran más y más fuertes, yo un "gafotas"
Ellos estaban repitiendo, llevaban unos cuantos años cursando 8º de EGB, no querían estar allí, pero era en el único lugar donde se sentían fuertes y respetados, fuera era muy diferente.
Seguramente ahora estés esperando el relato de una grandiosa resolución construida desde mi queja a mi maestra, y el despliegue de efectivos afectivos para apoyarme, buscar los culpables, tratarlo en asamblea y notificarlo a las familias para que se terminara. Pero no, no funcionaba así, antes las cosas eran diferentes. Aunque tenía una maestra maravillosa, avanzada a su tiempo, con una visión de los niños y la educación mucho más abierta que la de la mayoría de sus colegas, esto no pasaba. Tenía, tengo la suerte de tener un hermano más mayor. Se lo conté, él vio mi angustia, y decidió actuar. 
Al día siguiente se presentó en el colegio, colegio público del extrarradio con nombre de escritor famoso y que también fue su colegio. Antes de empezar el turno de tarde, se acercó a uno de ellos, el más insistente en las amenazas, y se aseguró de no volviera a pasar, y no volvió. No hubo diálogo, hubo determinación y contacto físico sin excesiva violencia, mi hermano mayor jamás se metía en peleas, su inteligencia le hacía sobrevivir. Fue rápido, pero no he podido borrar ese momento de mi cabeza, y nada de lo que pasó después. El conflicto acabó ahí, así. No hubo más amenazas, ninguna familia en el colegio pidiendo explicaciones ni la cabeza de nadie. 
Ahora, quizá estés pensando que esta solución es una locura, una aberración. Quizá estás pensado, ¡bien hecho!, o estás recordando alguna situación parecida de tu niñez. En cualquier caso, hoy no sería una buena solución, ese día, sí lo fue. Es un ejemplo más de los tiempos cambian, nosotros cambiamos, ellos cambian, aunque no lo creamos, nada es como antes, bueno sí, las aulas donde se cuecen estos casos siguen siendo las mismas, del mismo color marrón o verde y, en un alarmante porcentaje, situadas de la misma manera que hace 25 años.
Hace 25 años no sabíamos lo que sabemos ahora, nadie o casi nadie se preocupaba si estabas bien o no, si ibas feliz o no al colegio. No había asambleas, no había educación emocional ni dinámicas de cohesión. No había mediadores, equipos de orientación ni apoyo emocional dentro de un aula de 30 niños y niñas. Al menos mi maestra me mostraba afecto y me hacía disfrutar de muchas de las cosas que pasaban allí dentro. 
Ahora sabemos que un niño motivado puede llegar a más, puede ser mejor. Sabemos que invertir tiempo en su inteligencia emocional hace que estén mejor, que den más, y nos ayuda a ver, detectar o intuir, cualquier caso de acoso. Los conflicto seguirán estando presentes en las aulas, en los colegios. Y no ahora porque esté "de moda", ha pasado siempre. Otra cosa son los casos trágicamente gestionados por centros escolares, quizá por docentes o equipos a los que nadie les enseñó cómo se hace, ni dedicaron sus formación a aprender cómo se gestiona y resuelve un conflicto, ni cómo se llega a un alumno para que tenga la confianza suficiente para contarte algo así. Y tú, tengas el cuajo y la visión docente, y humana, tal que le des una importancia suficiente para tratarlo y observarlo. 
Si desde las leyes educativas sólo, o casi, se fomenta la competición y el paso de pruebas entandarizadas , no ayuda a una resolución de conflictos satisfactoria y sí a que haya más.
Quizá algún día, nos demos cuenta de que, en los tiempos que corren, hay que darle valor a la parte emocional, de gestión de nosotros mismos y de nuestras relaciones, casi tanto o más que a enseñarles contenidos, que por otro lado, quizá olviden o puedan consultar en google cuando les haga falta. 
Soy de los que piensa que en los casos de bullying, necesitan ayuda todos los que están incluidos. Acosados y acosadores. Como en otras tantas cosas en educación, hay que ir a la raíz del problema y ponerle solución o, en su defecto, poner todas las medidas posibles para que así sea, y dotar a ambos de estrategias para que no vuelva a ocurrir. 

Entre todos podemos combatirlo, ahora y cuando se pase "la moda mediática".



lunes, 26 de enero de 2015

Jornadas Espiral-Base/Grandes Profes

Después de tener un poco abandonado el blog por diferentes razones, lo retomo con un resumen "tuitero" de los dos últimos eventos a los que he asistido. Tenía muchas reflexiones, pero quizá esta sea la mejor manera de resumirlo.

#GrandesProfes
#JornadaEspiralBase



jueves, 27 de noviembre de 2014

La Emoción de Educar o viceversa...

"El alumnado que es más feliz, confiado, asertivo, resiliente, original, innovador, audaz, equilibrado... tiene más éxito en la escuela y en la vida". Así termina este artículo sobre educar las emociones en el aula. Y es que parece que en Las Islas Canarias van a apostar por una nueva asignatura llamada Educación Emocional y para la Creatividad. Según explican en el artículo mencionado y también en este otro artículo, esta asignatura pasará a ser, o ya es, obligatoria y evaluable y remarcan que contará para la media...
Dicen que la implantación será progresiva siguiendo la implantación de la LOMCE y que habrá formación para los docentes... Espero que éste punto sea una prioridad, sino estará abocada al fracaso. 
En mi opinión creo que es un buen inicio y un gran avance para ir cambiando los paradigmas educativos de nuestro país. Sin embargo me preocupa en gran medida aquello de ser evaluada, y explico qué quiero decir. Si tenemos que remarcar que vamos a evaluar algo que ocurre en el centro escolar y durante el horario escolar me aterroriza, ¿acaso no se hace ya?, si nuestra labor es educar y enseñar, deberíamos estar al tanto de todo lo que ocurra con nuestros alumnos en nuestro contexto y, por lo tanto, evaluarlo. Dando por hecho que todo lo que sucede en un centro escolar es evaluado por los profesionales de la educación, imagino que se referían a calificar esta asignatura por lo que ¿tendremos a alumnos insuficientemente educados emocionalmente? o ¿alumnos sobresalientemente emocionales? Creo que se escapa a mi entender. Y ¿no sería más fácil evaluar las emociones en todas y cada una de las materias que se imparten? O es que ¿las emociones sólo serán evaluadas en dos horas a la semana? Y ¿qué pasa con aquellos alumnos que por tener excesiva dificultad en una asignatura o excesiva facilidad proyectan unas emociones que podríamos llamar "erróneas" o "negativas"? Creo que la inteligencia emocional, como muchas de otras inteligencias, debe ser atendida y desarrollada desde todas y cada una de las materias, pero veo muy positivo dedicar tiempos semanales a hablar, trabajar, explorar y vivir nuestras/sus emociones. Pero me sigue "tronando" en la cabeza aquello de calificar las emociones... Un mundo tan abierto, tan impredecible, tan...

En uno de los artículos dice que hay que trabajar la creatividad vital, que no artística... No sabía yo que la creatividad se podía dividir en departamentos estancos y trabajar una y anular otra... La CREATIVIDAD o se fomenta o se destruye, como la materia. Creo que la palabra creatividad del título de la asignatura es más de cara a la galería que para realmente trabajarla en dicha asignatura. Y además, la creatividad hay que fomentarla en todas y cada una, en la medida de lo posible, dándoles opciones de ser creativos y de que hagan sus propias creaciones, no las que nosotros queremos que hagan. Léase la fábula de la flor roja con el tallo verde.

Existen varios centros escolares que ya trabajan las emociones, que usan sus asambleas para hablar y trabajar sobre ellas. ¡Bravo por ellos!. Y aunque cada centro debería buscar su fórmula, todos deberían trabajar la Educación Emocional y la Creatividad: "Para poder gestionar adecuada y eficazmente esa esencia que somos, hay que aprenderlo. Las emociones son educables y se necesita de un espacio y un tiempo específico para que este aprendizaje se produzca".

A continuación os dejo dos libros que yo he utilizado en mis sesiones de Educación Emocional con muy buenos resultados. También os dejo un documental sobre una experiencia en Cataluña y el Proyecto Emocionario. Por si os pudiera servir en la Emoción de Educar o viceversa.




jueves, 20 de noviembre de 2014

ESE niño, el niño ESE.

Esta carta escrita por Amy Murray maestra de infantil en Canadá, traducida y publicada por la autora del blog Una Madre de Marte (#recomiendo), está corriendo a la misma velocidad de los "dimes y diretes" pero con un resultado mucho más positivo. Os dejo con la lectura, más abajo mis comentarios...

"Queridos padres:
Lo sé. Estáis preocupados. Cada día, vuestro hijo llega con una historia sobre ESE niño. El que está siempre golpeando, empujando, pellizcando, molestando, quizás incluso mordiendo a otros niños. El que siempre va de mi mano en la fila. El que tiene un lugar especial en la alfombra, y a veces se sienta en una silla en vez de en el suelo. El que tuvo que dejar de jugar con bloques porque los bloques no son para lanzar. El que se subió a la valla del patio en el momento exacto en el que yo le decía que parara. El que tiró la leche de su compañero al suelo en un arranque de rabia. A propósito. Mientras yo le miraba. Y luego, cuando le pedí que lo limpiara, vació la caja de pañuelos ENTERA. A propósito. Mientras yo le miraba. El que soltó la más terrible palabrota en la clase de gimnasia.
Os preocupa que ESE niño desmerezca el aprendizaje de vuestro hijo. Os preocupa que absorba mucho de mi tiempo y energía, y que vuestro hijo salga perdiendo. Os preocupa que algún día le haga daño a alguien. Os preocupa que este “alguien” pudiera ser vuestro hijo. Os preocupa que vuestro hijo empiece a usar la agresión para conseguir lo que quiere. Os preocupa que vuestro hijo empeore sus resultados porque quizás yo no me dé cuenta de que le cuesta sujetar el lápiz. Lo sé.
Vuestro hijo, este año, en esta clase, a su edad, no es ESE chico. Vuestro hijo no es perfecto pero suele seguir las reglas. Es capaz de compartir los juguetes sin pelear. No lanza muebles. Levanta la mano para hablar. Trabaja cuando es la hora de trabajar y juega cuando es la hora de jugar. Se puede confiar en que vaya directamente al baño y regrese sin engaños. Cree que las peores palabrotas son “estúpido” y “tonto”. Lo sé.
Fijaos, me preocupo todo el tiempo. Sobre TODOS ellos. Me preocupo por las dificultades de vuestro hijo con el lápiz, por cómo lee las letras otro, por la timidez de esa chiquitina, y porque hay otro que lleva siempre la caja del desayuno vacía. Me preocupa que la chaqueta de Gavin no abrigue lo suficiente, y porque el padre de Talitha le grita por dibujar la B del revés. La mayoría de mis desplazamientos en coche y duchas las dedico a estas preocupaciones.

Pero, lo sé, quereis hablar sobre ESE niño. Porque la B invertida de Talitha no le va a poner un ojo morado a vuestro hijo.
Yo también quiero hablar de ESE niño, pero hay muchas cosas que no puedo contaros.
No puedo contaros que le adoptaron en un orfanato a los 18 meses.
No os puede decir que está haciendo una dieta para descartar alergias alimentarias, y que tiene hambre TODO EL TIEMPO.
No os puedo contar que sus padres están en medio de un horrendo divorcio, y que está viviendo con su abuela.
No puedo contaros que empieza a preocuparme que la abuela beba…
No te puedo contar que la medicación para el asma le agita.
No puedo contaros que su madre es monoparental, y por esto entra en el colegio cuando abre la acogida matinal y se queda hasta la acogida vespertina, y después el viaje hasta casa les lleva 40 minutos y por esto duerme menos que muchos adultos.
No puedo contaros que ha sido testigo de violencia doméstica.
De acuerdo, decís, entendeis que no puedo compartir información personal o familiar. Sólo queréis saber qué estoy HACIENDO al respecto de su comportamiento.
Me encantaría decíroslo. Pero no puedo.
No puedo contaros que va a logopedia, que han descubierto un retraso severo del lenguaje y que los terapeutas piensan que las agresiones tienen que ver con la frustración por no ser capaz de comunicarse.
No puedo contaros que me veo con sus padres CADA semana, y que ambos habitualmente lloran en estas reuniones.
No puedo contaros que el niño y yo tenemos una señal secreta con las manos para que me diga cuando necesita sentarse solo un rato.
No puedo deciros que pasa el descanso acurrucado en mi regazo porque “me hace sentir mejor oír tu corazón, señu”.

No puedo contaros que he estado rastreando meticulosamente sus incidentes agresivos durante 3 meses, y que se han reducido de 5 incidentes al día, a 5 por semana.
No puedo contaros que la secretaria del colegio ha aceptado que le mande a su despacho a “ayudarla” cuando me doy cuenta de que necesita un cambio de escenario.
No puedo contaros que me he puesto de pie en una reunión de docentes y que, con lágrimas en mis ojos, les he ROGADO a mis compañeros que le echen un vistazo extra, que sean amables aunque se sientan frustrados de que haya vuelto a pinchar a alguien, y esta vez, JUSTO DELANTE DE UN PROFESOR.
El asunto es que hay TANTAS COSAS que no puedo contaros sobre ESE niño. Ni siquiera lo bueno.
No puedo contaros que su trabajo en el aula es regar las plantas y que lloró con el corazón roto cuando una de las plantas no sobrevivió a las vacaciones de Navidad.
No puedo contaros que despide a su hermanita con un beso cada mañana, y le susurra “eres la luz de mi vida”, antes de que mamá se aleje con el carrito.
No puedo contaros que sabe más sobre tormentas que muchos meteorólogos.
No puedo contaros que a menudo se ofrece para sacar punta a los lápices durante el recreo.
No puedo contaros que estruja al pelo de su mejor amiga en el descanso.
No puedo contaros que, cuando algún compañero llora, cruza el aula para ir a buscar su cuento favorito desde el rincón de las historias.

El asunto es, queridos padres, que solo puedo hablaros de VUESTRO hijo. Así, lo que os puedo decir es esto:
Si nunca, en cualquier momento, VUESTRO hijo se convierte en ESE niño…
No compartiré vuestros asuntos personales con otros padres de la clase.
Me comunicaré con vosotros con frecuencia, y con amabilidad.
Me aseguraré de que haya pañuelos cerca en nuestras reuniones, y si me dejais, os sujetaré la mano mientras lloráis.
Defenderé que vuestro hijo y vuestra familia reciban los servicios especializados de mayor calidad, y cooperaré con estos profesionales en la mayor medida posible.
Me aseguraré de que vuestro hijo reciba amor y mimos extras cuando más lo necesite.
Seré la voz de vuestro hijo en la comunidad escolar.
Seguiré, pase lo que pase, buscando y descubriendo, todas las cosas buenas, asombrosas, especiales y maravillosas de vuestro hijo.
Os recordaré a él y a VOSOTROS de estas cosas buenas asombrosas especiales maravillosas, una y otra vez.
Y cuando otro padre se acerque, con quejas sobre VUESTRO hijo…
Le contaré esto, una y otra vez.
Con mucho cariño,
La maestra."
Lo que realmente me asuste es el comentario que hace esta madre en la en la introducción del post: "Me tocó muy de cerca. Ese niño, el que pega, el que interrumpe, el que molesta… es, muchas veces, alguno de mis hijos. Ojalá sus maestros hubieran tenido la mirada de la maestra que escribió esta carta."
ESOS niños son, entre muchas otras cosas, la razón por la que amo esta profesión. Es duro, complicado, tener un ESE o más de uno en tu aula. Es más duro aún si la familia no tiene "los medios" o las posibilidades de ayudarle. Pero es tan terriblemente gratificante, enriquecedor, poder ayudar a ESOS niños. 
Sé que soy muy repetitivo, pero la primera arma que siempre he usado ha sido el cariño, por lo normal son niños y niñas que "sólo" reciben feedback negativo y pocas veces encontramos las cosas que hacen bien... Cualquiera que sea su problema, su dificultad, nosotros, desde el colegio, debemos hacer que ESE niño crea en nosotros y, sobre todo, crea en él. El cambio que pueden llegar a experimentar a partir de la primera felicitación pública, a partir de que saben que estás para ayudar, suele ser directamente proporcional a su baja autoestima. Pero os aseguro que da resultado.
El trabajo codo con codo con la familia, con el equipo de orientación, con el resto de docentes y con el resto de alumnos es fundamental para llevar a buen puerto todo ese trabajo. El punto de inflexión llega cuando OTROS padres inculcan a sus hijos, pues si ESE te molesta..., pues si ESE te pega..., Y entonces ahí, hay que volver a empezar. Y sé que es difícil como padre escuchar a tu hijo o hija quejarse de ESE casi a diario, pero como tales deben demostrar que son capaces de solucionar las dificultades como adultos y confiar en el equipo docente que trabaja con ESE niño. Así, y sólo así, con la ayuda de todos conseguiremos que ESE niño sea más feliz y, por lo tanto, todos sus compañeros también lo sean.
Yo no tengo una varita mágica, pero sí sé que funciona, que como dice la autora del blog en uno de los comentarios, no hay ningún niño malo. Hay malas épocas, malas rachas, malos diagnósticos y muchos miedos. 
Espero que nadie haya entendido esto al revés, y crea que no se regaña, no se le ponen consecuencias a sus actos. Pero eso es lo "fácil" y a lo que se acaban acostumbrando. Lo difícil es buscar, o rebuscar, aquello a lo que aferrarnos para poder sacar oro, petróleo, de situaciones caóticas. Y siempre existen casos y casos, para todos ellos la ayuda de los profesionales será útil y necesaria.
Y sí, lo voy a decir, me da igual que aprendan o no a multiplicar, que lo harán. Pero será más fácil que lo consigan cuando hayan aprendido a quererse, hayan encontrado su hueco, hayan oído que también hacen cosas bien, que las ETIQUETAS han desaparecido y hayan descubierto qué es aquello que hacen bien.
La recompensa puede ser que ESE niño sea feliz, y disfrute, en la medida de lo posible, de todo lo bonito que tiene el colegio y su infancia.
Para mí, la recompensa ha sido verles sonreír, verles encajar, verles hacer amigos e, incluso, hacerse populares. La recompensa es que da igual los años que hayan pasado, todavía me encanta escucharlos y ellos me escuchan. Que cuando dejan el cole o lo tengo que dejar yo, te dan las gracias. Cuando sus familias te recuerdan, incluso unos cuantos años después lo agradecidos que están. Cuando alguno de ESOS niños geniales que nos encontramos todavía piense que has sido su mejor profe... "es un poco raro, pero me entendía".
Perdonadme si hoy puse más corazón que cabeza...

miércoles, 12 de noviembre de 2014

Los deberes, las tareas y el futuro.

Fuente: @premireducacion
De esta foto que encontré por Twitter, saco varias conclusiones... Somos de los países que más tiempo dedicamos a las tareas escolares en casa. Tenemos pocas horas de "instrucción" (odio esta palabra, lo siento) sobre todo en ciencias. Montar una academia o ser "profe particular" puede ser un filón en los tiempos que corren...

¿Realmente sirven de algo los deberes?
Cuando me refiero a algo, me refiero a algo positivo, algo que vaya hacer mejorar a nuestros alumnos/hijos en algo... 
El otro día estuve charlando con mi sobrino que está en 6º de primaria, y lo primero que me contestó al "¿Qué tal estás?" Me dijo bien, pero con muchos deberes... Y es que, con esto que que hay que correr, que hay que completar un currículum, hay ciertas cosas que se nos están yendo de las manos. 
No puede un niño, lo siento enormemente, dedicarle dos y tres horas al día, más las 8 que ha estado en su centro escolar, en la mayoría de los casos, a las completar o repetir una y otra vez tareas con poco sentido pedagógico.
Estamos hablando de jornadas de 10 horas o más, en niños y niñas de 8 a 11 años. Y es que creemos que cuantas más cosas hagan con esta edad más importantes, más dinero, más felices serán de mayores... Y es posible, en mi humilde opinión, que sean más felices, más importantes y quizá con más dinero, cuanto más hayan sido o hayan aprovechado el ser niños. 
Si a esa amplia jornada escolar le sumamos innumerables clases extraescolares y le sumamos, que algunos padres se sientan a hacer las tareas con sus hijos cuando han estado trabajando otras "diecitantas" horas, se crea un cóctel muy peligroso que acaba minando, y conozco muchos casos, la relación padres-hijos.

CATHERINE L'ECUYER  en una entrevista publicada en El Mundo, habla sobre estos y otros  temas relacionados. En alguno coincido y en otros no.

La sobreestimulación es, para ella, consigue un efecto contrario en el niño, así como le puede hacer un adicto a ella.

Pero me quedo con la última respuesta: "Aburrirse es buenísimo porque el juego brota precisamente de ese espacio en el que un niño no sabe qué hacer. En el aburrimiento se encuentra la chispa de la creatividad." No les dejamos tiempo para crear, para pensar, para perderse y aburrirse... ¿Tú lo tenías? ¿Por qué ellos no pueden tenerlo?
En cambio no comparto algunas opiniones con ella, como por ejemplo:
Habla acerca de la conciliación familiar para la mujer y de la baja por maternidad... echo de menos algo...

Dice: 
- "Es absurdo que en el aula les pongan películas y luego lleguen a casa cargados de deberes." Seguro que haberlos, haylos... pero me parece muy arriesgado hacer una aseveración de este tipo... Y si así fuera, no estaría tan mal, siempre y cuando las películas fueran buenas y se trabajara sobre ellas...
-"Las películas, los videojuegos, el ordenador, aunque sea con fines educativos, exigen poco esfuerzo mental." ¿De verdad? Las películas, y de eso hablaré otro día, tiene infinidad de posibilidades educativas y así lo demuestran las múltiples experiencias y materiales al respecto, y se usa el cerebro, lo prometo. No sé que pensarán los demás defensores de la gamificación, pero aquí se ha vuelto a colar... se esfuerzan, están motivados y aprenden. El ordenador apagado no exigen esfuerzo. El ordenador sin supervisión, hará que sean los padres los que tengan que esforzarse después, el ordenador usado de forma correcta, con tiempos prudenciales, puede conseguir efectos "alucinantes" en la motivación, entre otras cosas, de los niños. 

Y como viene siendo costumbre, os dejo un corto que le viene al pelo a esta entrada... 




Quiero añadir un extracto de una entrevista a Richard Gerver (@richardgerver), la entrevista ni tiene desperdicio...



¿Tú eres de bailar o de estudiar?

miércoles, 5 de noviembre de 2014

53-0

La verdad que hay unas noticias que te sorprenden más que otras. En Sevilla un equipo de fútbol ALEVÍN derrotó a otro, en un partido de la liga provincial, por el escandaloso resultado 53-0.
Como consecuencia de esto el equipo "humillado" ha decidido retirarse de la competición
y el Colegio Andaluz de Entrenadores ha decidido sancionar a los entrenadores del equipo ganador. Porque, por palabras de su responsable, en una etapa de "fútbol de formación" este resultado es "humillante" y señala a los entrenadores como principales responsables del hecho.

Como maestro de Educación Física y llevando unos diez años trabajando en diferentes escuelas deportivas de diferentes deportes, me da una pena terrible que un equipo de chavales de 11 años se vea "obligado" a abandonar una competición, en la que estoy seguro también han tenido buenos ratos. También me preocupan aquellos que han metido 53 goles, creo que pocos aprendizajes positivos se pueden sacar de esa situación. Ganar está bien, todos intentamos hacerlo cuando "jugamos" a algo, pero siempre han existido formas y formas de ganar. Un 8-0 vale lo mismo que un 53-0 y el efecto no es el mismo para nadie, deja claro que son mejores jugando al fútbol y que respetan la rival.  Por cosas como estas, el fútbol, no es santo de mi devoción. Hay muchas más que nos darían para hacer una entrada nueva. Y es que perder es "fácil", pero GANAR no tanto.

Pero cambiando de término y sabiendo que sí hay prácticas deportivas y futbolísticas para quitarse el sombrero os dejo uno de los vídeos que más me gusta, que utilizo con mi alumnos a menudo y en los cursos de formación docente: LE PETIT EQUIPE



¿Qué te parece un resultado así un un partido de fútbol infantil?




viernes, 31 de octubre de 2014

A vueltas con los móviles...

El otro día me tomé mi tiempo para leer el interesante post de @xarxatic sobre la prohibición de los móviles en los centros educativos... Y hoy he leído la noticia de que, además de Girona, Galicia va a prohibir los móviles en las aulas por ley, compartida por @JordiJubany.  Jordi Martí empieza dando en el clavo: "Creo que algunos no tienen demasiado claro lo que suponen las necesidades para una Escuela del siglo XXI". Y de ahí radican la mayoría de los males de nuestro sistema educativo, quien toma las decisiones no sabe, no ha estado y no entiende qué necesita la educación actualmente.
Prohibir los móviles en el aula es de la magnitud de prohibir las bicicletas en Ámsterdam. Claro está que alguno de los usuarios de las bicicletas de esta bella ciudad no será un gran ejemplo para el resto, como habrá alumnos que no utilizarán el móvil de forma correcta, pero esa es, por si alguien aún no lo sabe, nuestra función como docentes: enseñar y preparar a nuestros alumnos para la vida real. Los móviles son, y serán, parte de nuestra vida y, sobre todo, de su vida.
Debemos educarles en la múltiples y magníficas posibilidades que nos dan para aprender, diseñar, investigar, crear, etc. Para usarlos mal no necesitan nuestra ayuda, pero sí para hacerlo bien.
Mis experiencias con móviles y tabletas en 1º de ESO han sido muy positivas, ha habido problemas, pero éstos son los que nos dan la posibilidad de mejorar, aprender y enseñar.
Los resultados fueron alentadores y muy positivos. Y me quedo con la frase de un
Captura de uno de los cortos
compañero al acabar el festival de cortos que hicimos sobre el uso seguro de las redes y la tecnología: "Después de ver esto, merece la pena habernos metido en este lío"



Para terminar, hago mías las palabras de Evaristo González @EvaristoG, "Hay que aliarse con el enemigo" Y os comparto su conferencia de hace un año sobre el uso de los móviles en su instituto de Tarrasa.
Las TIC, un aliciente para el cambio.









Compartir es Vivir